Narrativa

Amor a huevo


Ya se hizo noche, ya no pude mirarla otra vez. Si ustedes la conocieran, de seguro quisieran mirarla tanto como yo. O tal vez me tratarían de loco como todos en el pueblo. Pero ya no puedo verla más. El señor Rosendo no me deja, ni siquiera acercarme al corral de su casa. Se ha dado cuenta de que voy a ver a sus niñas. Pero yo sé que él sólo las cuida como suyas para poder mantenerse de ellas. Todo el mundo sabe que no son sus hijas. Todas ellas son muy bonitas. Pero la más bonita, la más chula, es la Gina. Sus ojos son retebonitos. Negros y chiquitos como dos capulines maduros. Es chaparrita y chonchita. Sus piernas son lo que más me gusta de ella. Están grandes y gruesas, bien hechecitas. Yo no entiendo como el señor Rosendo las puede tratar así. Gina es hermosa como ninguna otra. Muchos en el pueblo dicen que nuestro amor no puede ser. Pero yo sé que cuando Gina se entere de mis intenciones, correrá hacia mí y ambos seremos muy felices. Es cierto que aún no le he dicho lo que siento por ella. Pero yo siento en el fondo de mi pecho que esto es bueno, este amor es bueno. Pero las demás gentes no lo ven así. No lo entienden. Ni siquiera el cura de la iglesia. Mi amor por la Gina es bueno, pero ellos no lo ven. El otro domingo me fui a confesar, recién acabada la misa. Hasta me espere a que se salieran todas las gentes. Le dije al padrecito que llevaba tiempo ya amando a la Gina y él me regañó y me dijo que me iba a quemar en el infierno, que los chamucos me iban a hacer cosas bien feas. Es más, hasta me pegó con el rosario que lleva siempre en la mano. Él ha de pensar que yo la quiero para hacerle lo que él les hace a los niños que le ayudan en la misa. No. Yo quiero bien a la Gina y no para hacerle esas cosas. No, si mi Gina viviera conmigo, yo la cuidaría y la trataría como ella se merece.  Muchos en el pueblo me ven con malos ojos, dicen que estoy loco, que soy una mala gente. Pero ellos son piores que yo. Como el dueño del rancho El Mezquite, ese mugre Toribio. Yo lo he mirado cuando se mete con la Juana al cuarto del maíz y ahí se revuelcan entre los olotes, harto rato. Y mientras, el marido de la Juana, en el sol partiéndose el lomo, arando la tierra, sembrando maíz. O la viuda del tiendero. Todos en el pueblo saben que envenenó a su marido para poder juntarse con el nuevo dotor que llegó al pueblo hace tres meses. Yo mismo los escuché a los dos cuando fui a la tienda del difunto Don Celestino. Como piensan que soy tonto creen que no entiendo las cosas. A veces le hago mandados a doña Irene y ese día me mando a traerle un cuartito de queso pa’ su viejo. Los dos viejitos son buenas gentes. A veces doña Irene me regala un taco y aparte me da unos centavitos por los mandados que le hago. Pero las demás gentes no me tratan igual. Vivo a las ajueras del pueblo por lo mismo. Ahí bajo un huizache hice mi casita. Yo sé que no tengo mucho dinero y que mi casita no es una casonona como la de los Del Toro, pero al menos me cubre del sereno por las noches y del sol en el día. Sé que no tengo ni en qué caerme muerto, pero al menos yo cuidaría mejor a la Gina. Sé que tal vez la Gina no me quiera a mí de la misma forma, pero me voy a ganar su amor. Y un día de estos, me la voy a robar. Y con el tiempo aprenderá a quererme tanto como yo a ella. Porque yo la trataría bien. Porque yo soy bueno. Aunque todos en el pueblo me vean mal y me quieran apedrear a cada rato. Otros las quieren sólo para degollarlas, yo no. Conmigo viviría a gusto, yo la quiero mucho más que ese viejo avaro de Don Rosendo. Él nomás las cría y las alimenta pa’ que pongan huevos noche y día. Y de seguro cuando la Gina se haga viejita, la matará y la venderá como si nada. Conmigo no, yo a la Gina la trataría bien. Como se merece. Como a una reina.


Ilustración de Lina Quezada


Braulio Alejandro Torres Ruiz
(Jalisco, 1992) Estudió Letras Hispánicas en el Centro Universitario del Sur de la Universidad de Guadalajara. Participante seleccionado de la convocatoria hecha por Cathartes Ediciones en la 2° edición de “La Taberna de Innsmouth” —Especial horror cósmico, sectario y ritualista— y ganador de mención honorifica en el Certamen literario del CUSur en la categoría de cuento.


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