Sean Salas
Costa Rica
La esperanza de vida de una mosca
es de un día o menos.
No tienen tiempo para ser filosóficas.
En Siria las moscas son muy felices.
Si tuvieran boca sonreirían de antena a antena.
Si tuvieran cerebro sabrían que son moscas.
Sobrevolando un campo recién bombardeado
ven una manita sobresaliendo de los escombros,
piensan que esa manita empolvada —sin vida—
es una flor. Según las moscas, los niños
son semillas sembradas en cemento.
En ese jardín gris de residuos radiactivos
juegan a ser mariposas
descansando en pétalos tiesos.
Durante su corta existencia,
las moscas en Siria nunca están tristes,
hay suficientes flores para todas.
Fotografía de Murtaza Azal Ch