Epistolario

Carta a Guadalupe Dueñas

Guanajuato, Gto, 28 de septiembre de 2019.

Querida Pita:

Escribo desde la ciudad que tanto admirabas y a la que más de una vez dedicaste sentidas palabras.

Hace varios días que quería escribirte unas cuantas líneas pero el grueso de las actividades cotidianas me lo impedía durante los horarios diurnos, el cansancio era el obstáculo principal cuando llegaba la noche. Sin embargo, me alegra haber postergado el pendiente porque heme aquí hoy, escribiéndote en plena conmemoración de un aniversario más de la Toma de la Alhóndiga, celebración muy guanajuatense que permite disfrutar de diferentes verbenas entre los callejones y las plazas que te llenaron los ojos y los oídos. Un día tan simbólico para la capital del Estado es el marco perfecto para entablar esta comunicación ficticia.

A veces me pregunto cómo conociste la ciudad. ¿Te trajeron tus padres cuando eras una niña? Quizá nos visitaste cuando estudiabas en los colegios Teresianos aledaños al bajío, luego debiste venir con tu entrañable amiga Margarita López Portillo a hospedarte en la finca San Gabriel de Barrera. Aprovechando tu conocimiento del lugar, en 1975 Francisco Armida -dueño de la finca- te habrá pedido que hicieras un texto para publicitar la venta del icónico lugar. En uno de tus paseos seguro entraste al museo de las momias y guardaste el inusitado recuerdo para luego traducirlo en tu primera colección, específicamente en el cuento “Guía en la muerte”.  

Sólo estoy conjeturando un hilo conductor para ligarte con Guanajuato aunque lo sustantivo no es el cómo sino el qué, es decir, el cariño mostrado hacia esta tierra. Cuando te referías a la ciudad anteponías los adjetivos “leal y noble”[1]; tan encantada estabas con su gente hospitalaria que no dudaste en pasar por alto los severos picos de desigualdad y lo intrincado de su estructura social. Para ti fue toda una aventura recorrer las caprichosas calles, es más, debió parecerte un lujo “el ambiente de romance que satura las calles sonoras y empinadas”.

Sin afán de contradecirte, Lupita querida, creo que Guanajuato se expone fantástico para ciertos ojos solamente. Qué bueno que ante ti se alzó magnífica, qué alegría que te hayas llevado de recuerdo las imágenes de las pinturas chillonas con las que revestimos los muros de nuestras casas; qué gusto saber que te impresionaron “los chalets veraniegos que rodean la presa”; vaya si celebro tu referencia alegre a nuestra Universidad con sendas “bandada de muchachas y muchachos bullangueros y artistas”. Me satisfacen esas alusiones porque habría sido una verdadera lástima que Guanajuato se develara oscura y triste justo frente a ti, que siempre preferiste tomar trocitos de realidad para reconfigurarla a tu gusto, incluso hasta convertirla en otra cosa, en tramas adornado por luces fantásticas donde cabían endriagos, ambientes mí(s)ticos y personajes que caminaban como si flotaran.

Todo aquel mundo fabuloso sitúo tu literatura en un lugar por demás singular en el panorama nacional, por eso no es de extrañar que todavía no muchos voltean la mirada y redescubran la realidad trasmutada ofrecida en tus libros. Pero mira, estaba hablando de Guanajuato y terminé refiriendo tu obra, es algo lógico pues lo verdaderamente importante es tu palabra y no el cuadro geográfico de donde se desprendió.

Como la mirada factual no le hace ningún favor a esta ciudad, tu singular punto de mira no dudó en pintarla altiva e incluso mágica, pero no, voy a atreverme a contrariarte para decir que la magia no estaba en este lugar sinuoso sino en tu pluma, esa con la que creaste 69 cuentos y numerosos poemas, semblanzas, ensayos y novelas entre 1954 y 1991. Por eso no puedo sino terminar estas páginas diciendo que aunque para ti “Guanajuato no es de estos tiempos, casi no es de este mundo”, déjame decirte, Lupita, que para tus lectores la verdadera sentencia es otra: “Guadalupe Dueñas no es de estos tiempos, casi no es de este mundo”.

Tu fiel admiradora,

Gabriela Trejo Valencia



[1] Todas las referencias pertenecen al texto “San Gabriel de Barrera”, compilado en las Obras completas (2017) de Guadalupe Dueñas, México: FCE (Letras Mexicanas), p. 635, 636.

Gabriela Trejo Valencia
(Guanajuato, 1987) Maestra en Literatura Hispanoamericana por la Universidad de Guanajuato, institución en donde se desempeña como profesora de tiempo parcial en el Departamento de Letras Españolas. Actualmente estudia el doctorado en Literatura Hispanoamericana. Es autora de artículos académicos publicados en revistas especializadas nacionales y extranjeras, entre las que destaca el Bulletin of Hispanic Studies. Su libro más reciente es Dueñas (UG, 2019) y coordinó el libro Inés Arredondo y Guadalupe Dueñas. Perversión divina y otras aproximaciones desde la sombra (UG, 2018).

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