Narrativa

Árido Silencio

“¡Ora sí ya se los cargó la chingada!”. Aquella voz, ¿de dónde fue que vino? De una calle. De todas. Había llovido, y el agua pareció haber barrido a los hombres y sus leyes. Y entonces sonaron los disparos. Y era, otra vez, lluvia, pero ya de otro tipo. ¿Nosotros? Platicando, recargados en la ventana. Por eso fuimos los primeros en enterarnos. Sí, de que nos habían matado a todos la inocencia.  


Luego de escuchar los tiros nos quedamos callados, y en nuestro silencio casi podíamos oír todas esas balas

yendo

viniendo

buscando

destapar

la sangre.

Claro que sí, teníamos miedo. El mismo del de los pájaros, que salieron volando por el ruido abrupto.

Creo que él no lo percibió así, pero yo sentí esa tarde que se había acabado el mundo. O por lo menos el mío. Algo dentro, aquí, por mi pecho, se resquebrajó    y    dejó    muchos    huecos
para siempre.

—¿Qué hacemos?

—Nada. Es cosa de esperar.

—Esperar, ¿qué?

—No sé. Algo tendrá que pasar.

Y seguimos parados ahí, con el oído atento, entregado al murmullo que sólo las balas saben enunciar.

Más tarde todo se calmó, y entonces fueron los hombres, y no la lluvia, los que limpiaron las manchas de los muertos.


Emiliano Sámano
(Guanajuato, 1994) Es estudiante de Historia del Arte de la Universidad de Morelia (UDEM) en donde se especializa en Museología. Ha realizado cápsulas de divulgación sobre artistas mexicanos para la Secretaria de Cultura de Michoacán.

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